jueves, 13 de octubre de 2016

BLOOD ON THE TRACKS - BOB DYLAN


Desde este insignificante sitio van estas líneas a modo de homenaje al mayor poeta que nos ha dado la música, que acaba de recibir el Nobel de literatura. Hemos disfrutado (y seguimos haciéndolo) de unos cuantos cantautores y rockautores excelentes, véase Leonard Cohen, Bruce Springsteen, Woody Guthrie (siendo este uno de los grandes héroes de Dylan), Lou Reed o Joaquín Sabina y Quique González dentro de nuestras fronteras, por poner unos pocos ejemplos. Pero no hay ninguno como él. Realmente, a estas alturas no era necesario que le dieran ningún premio, ni siquiera el Nobel para que se le reconozca lo que es: el más grande, un genio absoluto de la canción. Desde que empezara siendo el mayor representante de la canción protesta hace ya más de 50 años, después se pasara al folk-rock y se reinventara en cada disco, hasta ahora que se permite incluso meterse en la piel de Frank Sinatra y salir inmune del experimento, no ha hecho más que demostrarlo: es un músico tan imprevisible como indefinible. ¿Folk? ¿Rock? ¿Pop? ¿Country? Simplemente Robert Zimmerman, Bob Dylan. 37 discos de estudio, nada más y nada menos. Cada uno tendrá el suyo favorito, a mi el que más me ha llegado desde siempre ha sido este Blood On The Tracks, quizá porque es el primero suyo que me compré. Y es que más de 40 años después, sigue sonando tan atemporal, tan auténtico, que asusta. Probablemente el título  Igual no es su mejor disco (¡qué difícil decidir eso!) pero tiene algo que lo hace único. Cada vez que lo pongo y empieza a sonar Tangled Up In Blue siento una sensación muy especial. Es que la he escuchado mil veces, pero es de esas canciones que a cada nueva escucha te aporta algo diferente. Deliciosa armónica al final, magnífica melodía. Le sigue Simple Twist Of Fate, que es una maravilla más acústica que cuenta una historia que empieza con una pareja que se sienta en un parque y termina en un hotel en el que a la mañana siguiente sólo está él, ella se ha ido. Simple cambio del destino. You're A Big Girl Now es otro tema espléndido, con una letra a un nivel superlativo: "soy como ese pájaro que canta sólo para ti. Espero que me escuches cantando entre lágrimas". La calidad continúa e incluso se acentúa en Idiot Wind, canción de la que Lou Reed comentó que ojalá la hubiera escrito él. Pero el corte más ambicioso del disco llega en Lily, Rosemary And The Jack Of Hearts, una de las más complejas de Dylan no ya solo por la duración de casi nueve minutos, sino por la letra, que fácilmente podría dar para una película entera. Una de las mejores del LP. Todavía queda tiempo para la preciosa If You See Her, Say Hello, con una lírica conmovedora: "a pesar de nuestra separación, me perforó el corazón. Todavía vive dentro de mí, nunca nos hemos separado". Se encarga de cerrar el disco la engañosa sencillez de Buckets Of Rain, cuya guitarra minimalista suena brillante. Perfecta para cerrar un disco esencial dentro de la trayectoria de Bob Dylan y que en días como hoy suena brutal y nos hace sentirnos orgullosos de su creador. Larga vida a Dylan.

AÑO 1968

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