jueves, 11 de agosto de 2016

WHEELS OF FIRE - CREAM


Hablar de Wheels of Fire es hablar de una obra maestra, con todo lo que eso conlleva. Aunque sin llegar a adquirir la misma fama que su predecesor Disraeli Gears, es sin duda una parada esencial en el (demasiado) breve viaje de la vida de Cream como banda: apenas tres años en los que nos dejaron algunos momentos memorables, y muchos de esos momentos aparecen en este maravilloso doble álbum editado tan solo tres meses antes de la disolución de Cream. Seguramente en el momento en que salió este doble LP pocos pensaban en que el final estaba tan cerca, pero posiblemente sí que se tratara de algo inevitable: cuando se juntan tres genios como Jack Bruce, Eric Clapton y Ginger Baker al final terminan por chocar, y las disputas sobre todo entre Jack y Ginger eran cada vez más frecuentes. Cosas de genios. Vamos con lo que nos ocupa: degustemos este delicioso disco.
White Room, tema pensado para las radiofórmulas, abre el disco de manera espectacular. Una de las tantas colaboraciones entre Jack Bruce y Peter Brown, a la larga ha quedado como uno de los cortes más conocidos de la banda. Sitting On Top Of The World, versionado también por Grateful Dead o Bob Dylan recuerda una de las mayores fuentes de inspiración del grupo: el blues. En la cara b del primer disco la versión del Born Under A Bad Sign del bluesmen Albert King vuelve a evidenciar la importancia del género para Cream. No obstante, en este disco el sonido está algo más orientado hacia toques progresivos. Es preciso puntualizar que de la noche al día no se transformaron en King Crimson, pero sí experimentaron una evolución en su sonido desde su primer LP Fresh Cream hasta este Wheels Of Fire. Politician es una clara evidencia de ese progreso. Tema que gana mucho en directo, es especialmente brillante la versión en el DVD de Jack Bruce en Rockpalast junto a Rory Gallagher, leyenda absoluta de las seis cuerdas. A las baquetas está Brendan O'Neill.
El segundo disco recoge cuatro temas en directo en Fillmore. La primera cara muestra las espectaculares habilidades de Clapton a la guitarra. La versión de Crossroads es de un nivel superlativo, al alcance de pocos. Pero en Spoonful, tema que cuando lo interpretó Howlin' Wolf en 1960 duraba menos de tres minutos, la cosa se alarga hasta casi los diecisiete minutos y constituye uno de los mejores momentos de Cream, llevándose la canción a su terreno y otorgándole una nueva dimensión como si de un tema suyo se tratara. Sin poder respirar, pues Clapton se ha apoderado de nuestra respiración, llegamos a la cara b del segundo disco. Traintime, compuesta por Jack Bruce, incluye un solo de harmónica brillante a cargo del propio Bruce y supone otro de los momentos más celebrados del álbum. Para finalizar, Ginger Baker nos regala un solo de batería inigualable en Toad que llega a los dieciséis minutos de duración y que revela la influencia que los baterías de jazz desempeñaron en él. Con todo, el solo lo deja claro y no admite dudas de por qué se denomina a Cream como supergrupo. La respuesta está aquí, en Wheels of Fire, su disco definitivo.

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