sábado, 24 de diciembre de 2016

AMERICAN IDIOT - GREEN DAY


Hablar de American Idiot para mí es muy fácil. Como dulce introducción al caos, diré que es uno de mis discos favoritos, el primer disco de rock que escuché y todavía hoy, más de diez años después de que saliera y alrededor de seis de que lo escuchara por primera vez a mis catorce otoños, me sigue encantando. Para enfocar un poco mejor la crítica, voy con distintos puntos de vista sobre el disco definitivo de Green Day:
I. Por el bulevar de los sueños rotos
Este (intento de) historia empieza hará ya unos seis años. Por consejo de un amigo escucho el Boulevard of Broken Dreams, y todo encaja. No es la mejor canción de la historia, Lemmy nos libre, pero me engancha. Poco después me pongo el disco entero en internet (yo desconocía por aquel entonces el significado de la palabra vinilo) y me siento atrapado. Probablemente fuera el primer disco de rock que escuché en mi vida, a mis trece. Y qué decir. De repente lo entiendo todo. Eso es lo que me gusta, lo veo claro. Todos tenemos un padre o madre que nos dicen que escuchemos a tal y a cual, y amigos que comparten nuestra misma pasión-locura-enfermedad. Yo solo se que el día que escuché Boulevard Of Broken Dreams decidí que a mí me gustaba el rock and roll y ahora, decenas de conciertos y miles de discos después, cada vez que vuelvo a este álbum lo miro con un cariño enorme y a la vez con agradecimiento porque a partir de esto empecé con todo el resto del rock: gloriosos años setenta (para mí, los mejores), el punk, rock clásico de la quinta de Stones, Beatles, Creedence y demás, rock español, que lo tenemos y muy bueno, el heavy... No es un comienzo al uso pero fue mi comienzo. Play.
II. ...The rest of our lives on holiday
Las quintas de American Idiot son adictivas a morir, es energía pura. Una dosis de apenas diez segundos de este tema basta para curar la depresión de cualquier bicho humano. Después llega Jesus Of Suburbia, que es una de las mejores canciones de Green Day, y eso lo saben hasta los chinos de Rusia. Quién se iba a imaginar esto cuando, diez años antes, sacaban Dookie. Pues es que después suena un cañonazo como Holiday y te dan ganas de eso, de pasarte el resto de tu vida de vacaciones. En la actualidad cantada como "pulverize the Donald Trump towers", y es que los Green Day siempre han sido una banda muy posicionada políticamente. Hay momento para la pausa en Boulevard Of Broken Dreams, con una letra más profunda de lo aparente: "mi sombra es la única que camina ya conmigo, a veces me encantaría que alguien me encontrara". Y es que, ¿quién no se ha sentido solo alguna vez?
III. My name is St. Jimmy
Ese pedazo de chute de adrenalina que es St. Jimmy te devuelve a los Green Day de Nimrod y de Kerplunk, de Insomniac y de Dookie, y es que aparte de ser la canción más punk del álbum es un paso más allá en la evolución de Green Day. Otro disfrutable trallazo llega de la mano de She's A Rebel, un corte que derrocha furia por los cuatro costados y que pide a gritos un pogo. Como Letterbomb, una de las más infravaloradas del disco y que siempre ha sido de mis favoritas. Un rock and roll elegante y muy bien ejecutado por ese gran equipo rítmico que forman Tré Cool y Mike Dirnt. Wake Me Up When September Ends pone el toque más melancólico del álbum y probablemente de la carrera del grupo, dedicada a la memoria del padre de Billie Joe que murió de cáncer cuando él tenía solo diez años. 
IV. We're coming home (again)
Pero llega Homecoming, que es otro tema inmortal, mi favorito del grupo y en el que cantan los tres miembros de Green Day, y te pone de buen humor a los pocos segundos de oírlo. Sus más de nueve minutos son una joya, no le sobra nada y es una gozada de escucha. Siempre me ha encantado la parte que canta Tré, y siempre me ha dado mucha rabia que esta canción haya caído en el olvido. Y para terminar, Whatsername, que con un gran aumento progresivo de decibelios se convierte en una poderosa canción que, una vez más, se vuelve adictiva como el rock and roll. Se levanta la aguja, fin de la historia. Uno de los discos de mi vida. Sobran las palabras. Play!

miércoles, 9 de noviembre de 2016

STIFF UPPER LIP - AC⚡️DC


Ahora que su futuro está más en el aire que nunca, asumiendo que quizá no les volvamos a ver sobre un escenario, qué menos que repasar y escuchar una y otra vez sus discos. Dentro de su gloriosa (y ruidosa) discografía, este Stiff Upper Lip es su último gran álbum. Black Ice contiene algunos temas de más y en Rock Or Bust, su más reciente entrega, hay buenas ideas pero sin concretar. Es en este tremendo artefacto donde el rock que corre por las venas de Malcolm y Angus toma mejor forma para dar como resultado un álbum que a lo largo de sus doce cortes no solo no pierde ni un ápice de fuerza sino que se mantiene como una verdadera apisonadora constante. No hay canciones de relleno aquí, son todas verdaderos trallazos tan explosivos que cualquiera podría haber salido como single. Y es que en lo suyo de hacer riffs, no hay nadie que les haya podido superar: los hermanos Young son una máquina de rock y no tienen rival en eso de crear bombas en forma de rock and roll. ¿Play? ¡Play!
Desde ese riff que da comienzo a Stiff Upper Lip ya sabemos lo que nos vamos a encontrar: delicioso cóctel sonoro con unos guitarrazos perfectamente combinados con esos gritos tan característicos de Brian y esa perfecta apisonadora que es la batería que suena con la precisión de un reloj, a modo de cuenta atrás para una bomba que está a punto de estallar. La cosa se pone caliente con Meltdown, donde la temperatura sube en un tema espectacular. Safe In New York City quizá suene ahora un poco desubicada, viendo los resultados de las elecciones en Estados Unidos (a ver quién se siente seguro ahora por allí) pero es otro himno incontestable. Como lo es también Can't Stand Still, pegadiza como el infierno con ese pulido riff marca de la casa de Malcolm, auténtico cerebro de la banda. En Can't Stop Rock And Roll el mensaje es claro: solo ellos pueden parar el rock and roll, no tú, y mientras dependa de ellos esto no parará. Satellite Blues es un tema furioso que derrocha fuerza y viene a recordar aquello que dijo Lemmy: solo eres viejo para el rock si de verdad crees que lo eres. All Screwed Up es otro ejemplo de lo que son capaces. Lo hemos escuchado mil veces, son riffs tan básicos como el estribillo, solo es rock and roll, pero nos gusta. Imposible resistirse a este disco de ROCK con mayúsculas que nos ofrece un grupo tan necesario que es inevitable pensar en qué será del rock cuando no estén. Brindemos por ellos. Larga vida...

jueves, 13 de octubre de 2016

BLOOD ON THE TRACKS - BOB DYLAN


Desde este insignificante sitio van estas líneas a modo de homenaje al mayor poeta que nos ha dado la música, que acaba de recibir el Nobel de literatura. Hemos disfrutado (y seguimos haciéndolo) de unos cuantos cantautores y rockautores excelentes, véase Leonard Cohen, Bruce Springsteen, Woody Guthrie (siendo este uno de los grandes héroes de Dylan), Lou Reed o Joaquín Sabina y Quique González dentro de nuestras fronteras, por poner unos pocos ejemplos. Pero no hay ninguno como él. Realmente, a estas alturas no era necesario que le dieran ningún premio, ni siquiera el Nobel para que se le reconozca lo que es: el más grande, un genio absoluto de la canción. Desde que empezara siendo el mayor representante de la canción protesta hace ya más de 50 años, después se pasara al folk-rock y se reinventara en cada disco, hasta ahora que se permite incluso meterse en la piel de Frank Sinatra y salir inmune del experimento, no ha hecho más que demostrarlo: es un músico tan imprevisible como indefinible. ¿Folk? ¿Rock? ¿Pop? ¿Country? Simplemente Robert Zimmerman, Bob Dylan. 37 discos de estudio, nada más y nada menos. Cada uno tendrá el suyo favorito, a mi el que más me ha llegado desde siempre ha sido este Blood On The Tracks, quizá porque es el primero suyo que me compré. Y es que más de 40 años después, sigue sonando tan atemporal, tan auténtico, que asusta. Probablemente el título  Igual no es su mejor disco (¡qué difícil decidir eso!) pero tiene algo que lo hace único. Cada vez que lo pongo y empieza a sonar Tangled Up In Blue siento una sensación muy especial. Es que la he escuchado mil veces, pero es de esas canciones que a cada nueva escucha te aporta algo diferente. Deliciosa armónica al final, magnífica melodía. Le sigue Simple Twist Of Fate, que es una maravilla más acústica que cuenta una historia que empieza con una pareja que se sienta en un parque y termina en un hotel en el que a la mañana siguiente sólo está él, ella se ha ido. Simple cambio del destino. You're A Big Girl Now es otro tema espléndido, con una letra a un nivel superlativo: "soy como ese pájaro que canta sólo para ti. Espero que me escuches cantando entre lágrimas". La calidad continúa e incluso se acentúa en Idiot Wind, canción de la que Lou Reed comentó que ojalá la hubiera escrito él. Pero el corte más ambicioso del disco llega en Lily, Rosemary And The Jack Of Hearts, una de las más complejas de Dylan no ya solo por la duración de casi nueve minutos, sino por la letra, que fácilmente podría dar para una película entera. Una de las mejores del LP. Todavía queda tiempo para la preciosa If You See Her, Say Hello, con una lírica conmovedora: "a pesar de nuestra separación, me perforó el corazón. Todavía vive dentro de mí, nunca nos hemos separado". Se encarga de cerrar el disco la engañosa sencillez de Buckets Of Rain, cuya guitarra minimalista suena brillante. Perfecta para cerrar un disco esencial dentro de la trayectoria de Bob Dylan y que en días como hoy suena brutal y nos hace sentirnos orgullosos de su creador. Larga vida a Dylan.

martes, 20 de septiembre de 2016

FEO, FUERTE Y FORMAL - LOQUILLO & TROGLODITAS


Con este disco, duodécimo del grupo, sí que comenzó realmente el nuevo siglo para Loquillo, y de qué manera. Jordi Vila volvía al grupo y un joven Igor Paskual que por aquel entonces (año 2001) contaba con 26 años se unía a los Troglos. A eso se le sumó la garantía que es tener a Jaime Stinus a la producción. No podía salir mal, y en efecto: el resultado fue un disco excelente de puro rock que le puede mirar a la cara a cimas de finales de los 80 como Mis Problemas Con Las Mujeres. El sonido era cojonudo, muy fresco y mostraba a una banda renovada y dispuesta a comerse el mundo. ¿La receta? Dosis de juventud, la elegancia de la madurez y las ganas y el hambre de siempre. Brillantes medios tiempos, otros temas más acelerados que nos dejan un disco rápido que no llega a los 40 minutos y nuevos himnos. Allá vamos:
Deportivo 7 es un sólido arranque en el que las virtudes de Igor enseguida salen a flote: riff adictivo directo al corazón. Compuesto junto al Loco es un pegadizo tema que nos engancha y se mete en vena de manera irremediable y anuncia que este no es un disco más: ha llegado para quedarse. Las Chicas Del Roxi es un rocanrol sucio original de Babylon Chat, el anterior grupo de Igor Paskual, y habla de chicas de club que "fuman, beben y hablan con los hombres". Sin duda pensado para el directo, la versión que aparece en el directo Hermanos De Sangre gana enteros respecto a esta de estudio sin ser en absoluto mala. Feo Fuerte y Formal es el gran single del disco, compuesto entre Loquillo y Carlos Segarra, y tuvo tanto éxito que se comió el resto del disco, que no por eso deja de ser brillante. No es álbum de un solo tema, en absoluto. Y los argumentos para ello, como los buenos discos, a base de canciones. Como en ese espectacular medio tiempo que es La Edad De Oro, único tema en el que aparece Jaime Stinus en los créditos de composición y que es una joya absoluta. Al igual que la canción anterior, esa gran versión que es Mi Calle que el Loco con esa voz tan característica suya se lleva la canción a donde quiere. Pero aún hay tiempo para más, y mejor: Soltando Lastre es en dura pugna con La Edad De Oro el mejor corte de todo el álbum, y quien lo haya escuchado sabe por qué. Maravilloso tema de Gabriel Sopeña y el propio Loquillo, que es una auténtica gozada para los sentidos. Vuelve el rock más puro con Territorios Libres, con otro furioso riff marca de la casa de Igor Paskual que nos deja uno de las canciones con más decibelios del LP, a la par que una letra sumamente sugerente: "mi patria son sus caderas, sus labios rojos mi bandera y mi destino escrito en su mirada, territorios libres". Para cerrar el disco, aparece una versión renovada (quizá en exceso) de Barcelona Ciudad, que carece de la sencillez de la que aparecía en El Ritmo Del Garaje casi 30 años antes pero que no pierde para nada y aguanta bien la comparación. Eso es sin duda uno de los puntos fuertes del Loco, como se pudo ver en ese disco junto a Nu Niles del pasado año titulado Código Rocker y en el cual las versiones de temas como Chanel Cocaína y Dom Perignon vencen y convencen, exactamente como este LP que está entre los básicos de Loquillo junto a los Trogloditas. 15 años después, sigue sonando tan fresco y canalla como entonces. Solo es rock and roll, pero nos gusta.

miércoles, 24 de agosto de 2016

COMMUNIQUÉ - DIRE STRAITS


Uno de los grupos más gozosos que surgieron en pleno auge del punk fueron los Dire Straits. Rápidamente se hicieron con un sitio en el panorama musical de la época, gracias en gran parte a esa manera de puntear de Mark Knopfler tan suya que más que tocar parece que acaricia las seis cuerdas, con una habilidad y un virtuosismo tan sobrecogedor que a veces incluso asusta. Poca duda cabe de que estamos ante un genio, tan capaz de crear un nuevo sonido único y dejar para la historia discos imprescindibles con Dire Straits como de grabar bandas sonoras espectaculares como Cal o Wag The Dog. Y dentro de esos trabajos imprescindibles con sus Dire Straits está este Communiqué, que no es desde luego su disco más popular pero que tiene unos temas que hablan por sí solos. Difícil resistirse a cualquier plástico en el que aparezca Mark Knopfler en los créditos, pero es que este es una joya. Es una acertada continuación de su enorme primer LP, cuyo nivel también fue muy elevado. No tiene un gran éxito como Sultans Of Swing o Money For Nothing, pero no le hace falta: en la música la calidad y el éxito no siempre van de la mano, y este es uno de los mejores ejemplos. A través de sus canciones se intentará explicarlo:
Once Upon A Time In The West nos sumerge en el disco de la mejor manera posible. También fue la elegida para abrir el inmortal disco en directo que es el Alchemy, y tiene una magia que a lo largo del disco de irá desprendiendo. En News esa guitarra de Mark va cogiendo más fuerza y se desliza sobre la canción con plena libertad, dando una sensación como si flotara. Lady Writer recuerda de manera inevitable a Sultans Of Swing pero lógicamente no la supera, no por ello dejándonos un gran punteo. Portobello Belle transmite precisamente una gran belleza acompañada de un acertado piano, al tiempo que narra la historia de una joven, Balladona, que se cree inmortal ("ella piensa que es dura, ella no es una florecilla inglesa") pero curiosamente un cantante ciego que ya lo ha visto todo sabe la realidad ("pero el cantante ciego ya ha visto lo bastante y ya lo sabe). Pero es en Single Handed Sailor donde la guitarra adquiere mayor control y mediante un delicioso punteo nos deleita en el que probablemente sea el mejor momento del álbum. La letra es nuevamente excepcional, brillante la habilidad de Knopfler para contar historias. En esta ocasión narra la de un solitario pescador que sale a pescar por la noche. Observando la portada del LP es inevitable pensar que el pescador quizá tenga algo que ver. En cualquier caso, es una gran portada que le hace justicia al LP que sin duda es un trabajo a la altura de lo que fueron, son y serán Dire Straits. Larga vida a Mark Knopfler. Porque realmente nos sentimos bien cuando escuchamos esa música.

sábado, 20 de agosto de 2016

THE JOSHUA TREE - U2


U2, siendo ante todo un grupo de directo, llega a uno de sus mejores momentos en estudio en este Joshua Tree. Resultó ser el empujón definitivo para el grupo, que venía de grabar dos señores discos con War y The Unforgettable Fire. Posteriormente llegaría el momento de reinventarse con Achtung Baby en los 90, pero esa es otra historia. Centrándonos en este, y dejando las monstruosas ventas que obtuvo a un lado, realmente es un disco cojonudo. Es cierto que las guitarras de The Edge suenan más apacibles, especialmente en algunos cortes del disco, que en álbumes anteriores. Pero no hay lugar a la duda: U2 querían conquistar el mundo. No hay más que darle unas escuchas a los tres singles principales del LP, no porque sean las tres mejores del álbum. No lo son (rara vez ocurre eso con los singles). Solo es para darse cuenta de lo ambicioso que se había vuelto el grupo. Where the Streets Have No Name es toda una declaración de principios: ese riff de The Edge es idóneo para tocarlo en un estadio, exactamente donde querían llegar y donde se sentían cómodos. Lo mismo sucede con I Still Haven't Found What I'm Looking For y With Or Without You. No son dos temas al uso en una banda de rock, pero es que en este disco U2 deja de serlo para convertirse en la banda que le gusta a todo el país. Traspasa las fronteras para convertirse en un grupo de masas, con todo lo bueno y malo que eso conlleva. No obstante, The Joshua Tree ofrece momentos espectaculares más allá de himnos de estadio: Bullet The Blue Sky es probablemente el tema más potente del álbum, no solo musicalmente sino por la letra, que se refiere a la intervención estadounidense en la guerra civil de El Salvador: "y puedo ver esos aviones de guerra atravesando las cabañas de barro mientras los niños duermen, a través de las callejuelas de una tranquila ciudad". Además, los brasileños Sepultura hicieron una versión del tema. Con todo, es un clásico en los conciertos del grupo. Sin embargo, también hay espacio para la calma en canciones como In God's Country, que ofrece un buen trabajo a las seis cuerdas por parte de The Edge. Y por supuesto también hay momentos en los que Bono pone los pelos de punta: Red Hill Mining Town y sobre todo One Tree Hill ofrecen unos aullidos que demuestran la gran habilidad de una de las grandes voces que nos ha dado la música. La manera en que termina cantando Bono en One Tree Hill es espléndida, en lo que supone uno de los momentos del LP. Nuevamente la tranquilidad de Mothers Of The Disappeared es la que clausura un disco que además de ser un clásico contiene algunos de los mejores cortes de U2, y que viene a demostrar algo importante: U2 no es un grupo de singles, hay que bucear en sus discos para darse cuenta y en este, la inmersión realmente merece la pena.

jueves, 11 de agosto de 2016

WHEELS OF FIRE - CREAM


Hablar de Wheels of Fire es hablar de una obra maestra, con todo lo que eso conlleva. Aunque sin llegar a adquirir la misma fama que su predecesor Disraeli Gears, es sin duda una parada esencial en el (demasiado) breve viaje de la vida de Cream como banda: apenas tres años en los que nos dejaron algunos momentos memorables, y muchos de esos momentos aparecen en este maravilloso doble álbum editado tan solo tres meses antes de la disolución de Cream. Seguramente en el momento en que salió este doble LP pocos pensaban en que el final estaba tan cerca, pero posiblemente sí que se tratara de algo inevitable: cuando se juntan tres genios como Jack Bruce, Eric Clapton y Ginger Baker al final terminan por chocar, y las disputas sobre todo entre Jack y Ginger eran cada vez más frecuentes. Cosas de genios. Vamos con lo que nos ocupa: degustemos este delicioso disco.
White Room, tema pensado para las radiofórmulas, abre el disco de manera espectacular. Una de las tantas colaboraciones entre Jack Bruce y Peter Brown, a la larga ha quedado como uno de los cortes más conocidos de la banda. Sitting On Top Of The World, versionado también por Grateful Dead o Bob Dylan recuerda una de las mayores fuentes de inspiración del grupo: el blues. En la cara b del primer disco la versión del Born Under A Bad Sign del bluesmen Albert King vuelve a evidenciar la importancia del género para Cream. No obstante, en este disco el sonido está algo más orientado hacia toques progresivos. Es preciso puntualizar que de la noche al día no se transformaron en King Crimson, pero sí experimentaron una evolución en su sonido desde su primer LP Fresh Cream hasta este Wheels Of Fire. Politician es una clara evidencia de ese progreso. Tema que gana mucho en directo, es especialmente brillante la versión en el DVD de Jack Bruce en Rockpalast junto a Rory Gallagher, leyenda absoluta de las seis cuerdas. A las baquetas está Brendan O'Neill.
El segundo disco recoge cuatro temas en directo en Fillmore. La primera cara muestra las espectaculares habilidades de Clapton a la guitarra. La versión de Crossroads es de un nivel superlativo, al alcance de pocos. Pero en Spoonful, tema que cuando lo interpretó Howlin' Wolf en 1960 duraba menos de tres minutos, la cosa se alarga hasta casi los diecisiete minutos y constituye uno de los mejores momentos de Cream, llevándose la canción a su terreno y otorgándole una nueva dimensión como si de un tema suyo se tratara. Sin poder respirar, pues Clapton se ha apoderado de nuestra respiración, llegamos a la cara b del segundo disco. Traintime, compuesta por Jack Bruce, incluye un solo de harmónica brillante a cargo del propio Bruce y supone otro de los momentos más celebrados del álbum. Para finalizar, Ginger Baker nos regala un solo de batería inigualable en Toad que llega a los dieciséis minutos de duración y que revela la influencia que los baterías de jazz desempeñaron en él. Con todo, el solo lo deja claro y no admite dudas de por qué se denomina a Cream como supergrupo. La respuesta está aquí, en Wheels of Fire, su disco definitivo.

sábado, 16 de julio de 2016

ME MATA SI ME NECESITAS - QUIQUE GONZÁLEZ

Hace poco volvía a degustar Delantera Mítica, el que hasta hace bien poco era el último LP de Quique González, y ello me hizo volver a este nuevo lanzamiento del artista madrileño, que como no podía ser de otra manera es una auténtica gozada para los sentidos, una pasada. Está de dulce Quique, y lo aprovecha como mejor sabe hacer, entregando un puñado de canciones que están a la altura de lo mejor de su discografía. No todos pueden decirlo de su décimo álbum, pero con Quique estamos ante uno de los grandes de este país. Ha llegado a un momento de madurez en el que las canciones le salen a patadas, y en este disco el resultado es brillante.
Comienza con Detectives, que evoca la acústica del álbum anterior y da nombre a su banda. Musicalmente aprovecha al máximo cada acorde sacando jugo a cada compás con un resultado difícilmente mejorable. El single de adelanto Se estrechan en el corazón es un medio tiempo magnífico que no es el típico single pero que funciona perfecto como aperitivo ante la delicatessen que es el resto del disco. La engañosa simplicidad de Sangre en el marcador descubre un rock and roll típico con los cuatro acordes de siempre que en manos de Quique ofrece un resultado espléndido, con ese solo de guitarra a modo de cierre del tema. En la exitosa Charo se juega con el diálogo entre Quique y Nina, en un tema que entretiene pero que quizá no esté al nivel de lo mejor del LP. Cerdeña ofrece una pausa que constituye un respiro mientras que la voz de Quique se mete en tu mente y se adueña de ella mientras te dejas llevar por la música.
La segunda cara del disco se abre con ahora piensas rápido, que es un lujazo de canción que debería durar mucho más que dos minutos y medio, debería ser eterna. Pero las verdaderas joyas están al final. No es lo que habíamos hablado ofrece un lema imperecedero: "madurar, crecer, debería ser un juego de niños". Y el punto y final lo pone La casa de mis padres, un himno de una belleza inconmensurable que demuestra que aunque parezca mentira viendo el nivel del resto del disco, Quique se había dejado lo mejor para el final. Brindemos por más discos como este y valoremos como merece este último álbum de Quique González al que esta crónica no hace justicia. A disfrutar.

sábado, 12 de marzo de 2016

BORN TO RUN - BRUCE SPRINGSTEEN

Y la respuesta llegó. Y vaya si llegó. Qué no se habrá escrito ya de este artefacto. El objetivo no es repetir lo cojonudísimo que es el disco, que lo es hasta límites inalcanzables para casi todos los mortales. Porque resulta que el ''perdedor'' ganó, tras dos discos brutales pero incomprendidos y no suficientemente valorados llegó Born To Run. Es la declaración de principios definitiva: en un pueblo de perdedores, él quiere ganar. Y lo consigue, desde el primer acorde de Thunder Road al último compás de Jungleland. Las intenciones ya se veían, Bruce iba a ser grande. Sin este álbum lo habría sido, sin más. Pero son discos como este los que diferencian a los grandes de las leyendas. Y el Boss pertenece a estos últimos. Acompañado, como en todos sus LPs buenos, por la incombustible E Street Band, las canciones de este disco son inmortales por derecho propio. Cómo olvidar ese piano de Thunder Road, quién sabe si la mejor canción que jamás haya compuesto Springsteen. Y el saxo adictivo a niveles superlativos de Tenth Avenue Freeze-Out, cortesía del único e inigualable Clarence Clemons que en tantos discos del Boss ha aportado su grano de arena y que tantos minutos de gloria en forma de canciones nos ha dado. Desde este insignificante sitio, recuerdo enorme para él. También imprescindible ese riff de Born To Run, uno de los más conocidos de su discografía pero no por ello menos importante. Y pedazo portada, con Bruce presumiendo de Telecaster acompañado del ya mencionado Clarence Clemons, sombrero y saxo que también forman parte de él. Y cómo no hablar de la espectacular épica de Jungleland. El momento de la intro con el piano, obra de Roy Bittan es simplemente cojonudo. Estamos ante una de las cumbres musicales del jefe. No es difícil hacer canciones largas, que superen la duración comercial típica de los tres minutos y medio. Lo verdaderamente jodido es conseguir que aporten algo al oyente, que sean relevantes. Que su escucha no deje indiferente. Y en los dos cortes largos del disco, Backstreets y Jungleland, Bruce lo consigue, y de qué manera. Porque Jungleland es pura fantasía musical, pero es que Backstreets tiene magia. Como casi todo el disco, al que solo se le puede reprochar que Meeting Across The River no está al nivel del resto y, ojo, sin ser en absoluto una mala canción. Pero el balance final es de disco para la posterioridad, de esos que no tienen fecha de caducidad. Con el apoyo de la maravillosa E Street Band Bruce se marca un puntazo en su ya larguísima trayectoria, un disco imprescindible. Una puta gozada.


AÑO 1968

La vida puede ser, en función de la hora a la que cada bicho humano se levante por la mañana, una verdadera tortura o un placer de los que m...