lunes, 1 de diciembre de 2014

OK COMPUTER - RADIOHEAD


The Bends supuso una mejoría cualitativa tal en Radiohead que se dio por hecho que la banda ya había tocado fondo. Mal hecho. Muchas veces, los mejores discos llegan cuando menos se esperan. Y eso les pasó a los de Oxford con OK Computer, que no solo es el mejor disco de los 90, sino que tiene un lugar entre los mejores de toda la historia. Probablemente sea el último gran disco digno de compararse con obras de Stones, Zeppelin y demás genios.
Surgió a finales de una década en la que el movimiento grunge en Estados Unidos y el britpop en las islas británicas habían sido los grandes acontecimientos musicales de los primeros años. Y aportó una importante dosis de sentido común y mucha, mucha calidad después de unos años en los que primó lo mediático sobre lo cualitativo. Afortunadamente, el tiempo haría justicia (o no tanto).
El caso es que OK Computer es uno de esos discos que desde el momento en que la aguja llega al surco, se sabe que es de otra dimensión. No es un disco cualquiera, dicho de manera más vulgar. Si ahora se analizan los hechos fríamente, juntándose elementos como la voz de ángel de Thom Yorke, la extraordinaria habilidad a cualquier instrumento de Jonny Greenwood y el cerebro de Colin Greenwood, es imposible que de ahí salga algo malo. Pero en aquel momento, nadie podía imaginar que Radiohead fueran capaces de grabar un disco de este calibre. Pero por suerte lo hicieron.
Marca el momento cumbre del grupo, el más acentuado de todos los que ha habido en la carrera de la banda. Por varias razones.
Musicalmente, supone una evolución que sería imposible de igualar en el futuro. De ahí la posterior fase de experimentación del grupo, perdido entre su propio exceso de grandeza. Y es que las canciones respiran calidad por los cuatro costados. Las guitarras tienen una función menos protagonista que en The Bends, siendo Electioneering una de las únicas excepciones. A cambio de la pérdida de decibelios, se aprecia una mayor consistencia que a la postre resulta clave en el excelente resultado final. Es un disco cuya escucha resulta una experiencia sumamente deliciosa para el oído, porque muchos de los temas desprenden una sensación de belleza, de calma espiritual. El ejemplo más claro es No Surprises, cuya melodía se introduce lentamente en la mente del oyente hasta capturarlo por completo.
También hay sitio para una obra maestra. Paranoid Android tiene ingredientes de pieza atemporal y magistral que reúne en algo más de seis minutos todos los elementos del disco: parte pausada, propia de temas como el espectacular cierre The Tourist; parte más acelerada, presente en Airbag o la ya mencionada Electioneering; y solo de guitarra que recuerda las habilidades de Jonny Greenwood a las seis cuerdas. Excepcional es también Lucky, una de las mejores composiciones en un disco donde no sobra nada.

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