domingo, 21 de diciembre de 2014

ROCKET TO RUSSIA - RAMONES


Como en otros muchos ejemplos a lo largo de la historia de la música, a veces lo mediático se antepone a lo realmente bueno. El Sgt. Pepper's de los Beatles probablemente es la prueba más clara, y con Ramones sucede algo similar. Su álbum debut, mítica portada, Blitzkrieg Bop y el tópico de que es el primer disco punk. Por esos elementos es considerado por muchos el mejor trabajo de los Ramones. Cogiendo disco por disco, en este magnífico Rocket To Russia se recogen todas las aspiraciones de Ramones como grupo. Media hora de unas canciones que suenan más frescas que en ningún otro disco, con la experiencia de llevar dos discos, y con unas guitarras que escupen pegadizas melodías con una simpleza punk envidiable. El resultado nunca volvió a ser el mismo. Tommy (tristemente fallecido hace poco) abandonó las baquetas del grupo tras este álbum, no así las labores de producción. Marky Ramone se encargaría de sustituirle con más o menos fortuna.
Después de este LP hay otros intentos de volver a hacer discos interesantes, con Road To Ruin y Too Tough To Die como resultados más destacados. Pero la realidad es que con Rocket To Russia Ramones alcanzaron su cima particular, y no poseían la habilidad musical de los Clash de ampliar horizontes musicales más allá del punk, con lo que quedaron estancados en el género que inventaron.
Cretin Hop es un magnífico comienzo, rabioso y rápido, como suena un tema de Ramones, para entendernos. Vibrante inicio.
Rockaway Beach es uno de los temas más pegadizos del álbum, demostrando una vez más que pop y punk siempre han tenido mucho que ver en cuanto a objetivos musicales. Se podría decir que el punk es llevar el pop, ya de por sí simple, al extremo de esa sencillez con la consistencia guitarrera que todos conocemos.
En Sheena Is A Punk Rocker, el mejor tema del álbum, unos Ramones en estado de gracia más complejos de lo habitual nos enseñan lo que son capaces de hacer. Punk para todos los públicos.
We're A Happy Family transmite un estado de ánimo sumamente positivo, de un grupo que vivía su mejor momento.
Teenage Lobotomy es todo un logro punk, también de lo mejor del disco. Los gritos de Joey preceden un tema típico de la banda.
Do You Wanna Dance es la más acertada de las versiones, con una consistencia que compensa las carencias vocales frente al cover de Beach Boys. Y Ramona es un intento pop descarado para ver si al fin les ponían en las radios, que los ningunearon como a nadie.
Why Is It Always This Way supone un brillante final a un disco que pretende una vez más conquistar el mundo y que está más cerca que ningún otro álbum del grupo de conseguirlo.

sábado, 20 de diciembre de 2014

EN MI HAMBRE MANDO YO - MAREA


Esta sexta entrega de los Marea no cambia nada, no supone ninguna revolución dentro del sonido de los navarros. Nada que no sepamos de antemano, vaya. La función de este disco es, fundamentalmente, recordar que después de cuatro años de espera Kutxi y compañía siguen vivos y en mejor forma que nunca. Que pese a los cuatro años que hubo que esperar para que saliese este sexto disco, el resultado final es más que satisfactorio. Que les gusta tomarse su tiempo para hacer las cosas y que las hacen cuando les apetece no es ningún secreto. Que son el último gran grupo de rock urbano español tampoco debería serlo.
Vamos a lo que vamos. Nunca han inventado nada nuevo, y no lo iban a hacer a estas alturas de su carrera. Pero si algo han demostrado es que las buenas letras y el rock and roll no tienen por qué ir separadas. Los temas de Marea siempre se han caracterizado por hacer una mezcla excelente de poesía y guitarras duras, y esa poesía de puño y letra de Kutxi Romero está en este disco más presente que nunca. Y quizá ese sea su mayor logro musicalmente hablando: demostrar que se puede hacer rock duro con letras sobresalientes. Como es el caso de Ojalá Me Quieras Libre (''voy a desligar las tibias de este diábolo sombrío, que hay veces que no se acuerda de que sigo siendo un niño'') en lo que es una de las mejores letras del disco. La Majada demuestra la habilidad a las seis cuerdas que tiene Kolibrí, sin duda junto a Uoho de Extremoduro las mejores guitarras nacionales.
La voz de Kutxi se adapta de manera encomiable a cada tema, quedando espectacular en momentos como Las Últimas Habitaciones o Bienvenido Al Secadero. Brillantes ambas.
También hay sitio para temas pensados en ser coreados por multitud de fans con ganas de buen rock: El Día Que Lluevan Pianos es pegadiza a matar, todo un pelotazo estupendo para ser vociferado hasta que se acabe la voz. Todo un clásico.
No hay tiempo para el sosiego en los diez temas que componen el álbum. No sorprende demasiado cuando lo que comentaron los miembros de la banda es que este LP iba a ser puramente rock, y también teniendo en cuenta que las baladas en su discografía aparecen con cuentagotas (Pan Duro y Los Mismos Clavos son los ejemplos más evidentes, con alguna inédita como Desencuentro).
Mucho se comentó lo espectacular del sonido del disco. Y es verdad que se nota la mano del ingeniero Mike Fraser (que conviene recordar que curró con gente como AC/DC, Metallica o Bryan Adams) a lo que se le añade una vez más una estupenda labor a la producción de Kolibrí para constituir el mejor disco hasta la fecha de los Marea. Y es que todo funciona en un disco imperdible, realmente espectacular de principio a fin. Muy bueno.

domingo, 14 de diciembre de 2014

MY GENERATION - THE WHO


Con pocas versiones en comparación con los debuts de Beatles y Stones, este primer disco de los Who tira hacia direcciones más simples y poperas de lo que serían sus sucesivos discos, especialmente Who's Next y Who Are You. Es un disco todavía verde, pero con algunas ideas que apuntaban muy alto. Ideas que en los posteriores álbumes de estudio del grupo no tardarían en confirmarse, demostrando sin tapujos la calidad de uno de los grupos más grandes que el rock jamás haya dado.
En este primer registro se pueden atisbar algunos detalles que luego serían muy característicos del sonido de los Who. Quizá el más notorio de ellos sea la batería implacable de Keith Moon, que se escucha furiosa a lo largo de todo el disco, y de manera destacada en el último corte, el magnífico tema instrumental The Ox, y que en directo se apreciaría todavía más, unida al atractivo molinillo de Pete Townshend a la guitarra, a los solos al bajo del maestro John Entwistle y al imponente vozarrón de Roger Daltrey. De ahí que muchas veces se considere a los Who como una banda de directo, obviamente sin olvidar obras maestras de estudio como The Who Sell Out, Tommy, Who's Next o Quadrophenia.
En su disco debut, los Who se preocupan por letras simplonas y estribillos pegadizos, como es el caso de The Kids Are Alright, una de las primeras joyas de Pete Townshend, o The Good's Gone, una de las canciones más completas del disco.
Pero su primer himno fue My Generation, toda una declaración de intenciones (espero morir antes de hacerme viejo, canta Daltrey), con la mejor parte instrumental del LP (atronadora batería de Keith Moon una vez más), que tan bien funcionaría en directos como Woodstock en el 69 o en Leeds para el enorme disco en directo, uno de los mejores de la historia.
Es cierto que en el disco se pueden escuchar en varios temas, a veces de fondo y otras veces no tan de fondo, voces a lo Beach Boys, aunque no tan descarado como en los californianos.
De las tres versiones, el I'm A Man de Bo Diddley es la que mejor funciona. Pero ninguna de las tres está entre lo más destacado del disco. Pete Townshend tomó nota, y las versiones se reducirían a anécdotas en el resto de la obra de la banda.
Es un disco que sería solo el comienzo de una trayectoria con momentos verdaderamente brillantes. No está entre los mejores debuts, pero es un disco fresco, entretenido y con varias joyas que hacen de él un trabajo divertido. Merece su reconocimiento, vaya.

lunes, 1 de diciembre de 2014

OK COMPUTER - RADIOHEAD


The Bends supuso una mejoría cualitativa tal en Radiohead que se dio por hecho que la banda ya había tocado fondo. Mal hecho. Muchas veces, los mejores discos llegan cuando menos se esperan. Y eso les pasó a los de Oxford con OK Computer, que no solo es el mejor disco de los 90, sino que tiene un lugar entre los mejores de toda la historia. Probablemente sea el último gran disco digno de compararse con obras de Stones, Zeppelin y demás genios.
Surgió a finales de una década en la que el movimiento grunge en Estados Unidos y el britpop en las islas británicas habían sido los grandes acontecimientos musicales de los primeros años. Y aportó una importante dosis de sentido común y mucha, mucha calidad después de unos años en los que primó lo mediático sobre lo cualitativo. Afortunadamente, el tiempo haría justicia (o no tanto).
El caso es que OK Computer es uno de esos discos que desde el momento en que la aguja llega al surco, se sabe que es de otra dimensión. No es un disco cualquiera, dicho de manera más vulgar. Si ahora se analizan los hechos fríamente, juntándose elementos como la voz de ángel de Thom Yorke, la extraordinaria habilidad a cualquier instrumento de Jonny Greenwood y el cerebro de Colin Greenwood, es imposible que de ahí salga algo malo. Pero en aquel momento, nadie podía imaginar que Radiohead fueran capaces de grabar un disco de este calibre. Pero por suerte lo hicieron.
Marca el momento cumbre del grupo, el más acentuado de todos los que ha habido en la carrera de la banda. Por varias razones.
Musicalmente, supone una evolución que sería imposible de igualar en el futuro. De ahí la posterior fase de experimentación del grupo, perdido entre su propio exceso de grandeza. Y es que las canciones respiran calidad por los cuatro costados. Las guitarras tienen una función menos protagonista que en The Bends, siendo Electioneering una de las únicas excepciones. A cambio de la pérdida de decibelios, se aprecia una mayor consistencia que a la postre resulta clave en el excelente resultado final. Es un disco cuya escucha resulta una experiencia sumamente deliciosa para el oído, porque muchos de los temas desprenden una sensación de belleza, de calma espiritual. El ejemplo más claro es No Surprises, cuya melodía se introduce lentamente en la mente del oyente hasta capturarlo por completo.
También hay sitio para una obra maestra. Paranoid Android tiene ingredientes de pieza atemporal y magistral que reúne en algo más de seis minutos todos los elementos del disco: parte pausada, propia de temas como el espectacular cierre The Tourist; parte más acelerada, presente en Airbag o la ya mencionada Electioneering; y solo de guitarra que recuerda las habilidades de Jonny Greenwood a las seis cuerdas. Excepcional es también Lucky, una de las mejores composiciones en un disco donde no sobra nada.

AÑO 1968

La vida puede ser, en función de la hora a la que cada bicho humano se levante por la mañana, una verdadera tortura o un placer de los que m...