sábado, 9 de agosto de 2014

STICKY FINGERS - THE ROLLING STONES


Los Stones ya habían hecho cosas muy interesantes para cuando este disco vio la luz, allá por 1971. El primer puñetazo en la mesa lo dieron con Aftermath, en 1966. Pero su etapa dorada comenzó en 1968, con el lanzamiento de Beggars Banquet. Ese tremendo álbum dejó bien claro lo que los Stones eran capaces de hacer. Luego llegó Let It Bleed, que dejó a todo el mundo con la boca abierta. Sticky Fingers demostró al mundo que no tenían nada que demostrar, y aun así lo hicieron. Es lo que pasa cuando sabes que vas a ser eterno. Desde la increíble portada al brutal contenido del LP, parece que nada sobra aquí. Lo que sí sobró fue la portada del álbum en su edición española. Un paquete era demasiado, y se sustituyó por una lata por la que asomaban unos dedos.
Portadas aparte, fue un disco en el que cambiaron cosas respecto a Let It Bleed. Por primera vez en su carrera, Mick Jagger aparece en los créditos tocando la guitarra. Y de guitarras sigue el asunto, uno que se va y otro que viene. Fue el primer disco en el que no participó Brian Jones, a la vez que Mick Taylor debutaba en un disco entero de los Stones. No duró mucho, pero contribuyó en la mejor época de una de las mejores bandas de la historia, y eso es mucho más de lo que cualquier guitarrista puede conseguir.
Y también fue el primer disco que el grupo sacó con su propio sello discográfico, Rolling Stones Records. Sin más dilación, vamos allá.
La cosa empieza con una de las composiciones más conocidas del grupo, Brown Sugar. Es un tema típico stoniano, con un riff made in Richards y una melodía pegadiza que hizo de la canción un éxito. Sway y Wild Horses son dos baladas magistrales. La guitarra acústica de doce cuerdas de Keith Richards en Wild Horses le aporta un sonido único. No hay duda de que Wild Horses es el primer gran momento del disco. Pero es que no hay tiempo para pensarlo, porque viene Can't You Hear Me Knocking y te corta la respiración. Otro argumento más que confirma el período glorioso que estaban viviendo los Stones. Verdaderamente espectacular.
Bitch abre la cara b del álbum. Es una muestra más de la increíble habilidad de Keith Richards para crear riffs pegadizos. Hace justicia a su apodo de "El riff humano". I Got The Blues confirma la teoría de que en Sticky Fingers todas las baladas son perfectas. En este caso se trata de una preciosa composición en el que la voz de Mick Jagger está al más alto nivel del disco. Dead Flowers es otro tema tranquilo, en el que las guitarras de Richards y Taylor hacen un trabajo delicioso. Aparecen en el momento preciso.
Y para cerrar, otro tema pausado que está entre lo mejor del disco. Moonlight Mile pocas veces es referida como una de las grandes de Sticky Fingers, pero el caso es que lo es. Quizá sea la mejor. El caso es que es uno de los grandes cierres del grupo. Sobrecogedora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

AÑO 1968

La vida puede ser, en función de la hora a la que cada bicho humano se levante por la mañana, una verdadera tortura o un placer de los que m...