El ejemplo más claro es el "Fuck you, I won't do what you told me, motherfucker" de Killing In The Name, el tema más conocido del grupo. Pero no es el único. El final de Bullet In The Head es increíblemente explosivo, y parece que va a estallar de un momento a otro en tu cabeza.
Un grupo que contaba con la enérgica voz de Zack de la Rocha y los tremendos guitarrazos de Tom Morello, uno de los últimos prodigios a las seis cuerdas, no podía salir mal. Pero no solo se basa en ellos el mérito de esta fantástica formación: los zumbidos del bajo de Tim Commerford y la batería implacable de Brad Wilk tienen mucho que ver en el sonido de un grupo que apareció en medio de la explosión del grunge y que también explotó, pero al cabo de unos años y dejando atrás unos discos como si quisieran ponerle una carga de dinamita a la Tierra y hacerla explotar.
El disco puede describirse con una palabra tan simple como furia. De principio a fin. Y para ello, un estilo que fusiona el heavy metal, el rap y una seña de identidad propia que se echa mucho de menos en numerosos grupos del panorama actual. Y mucha política.
Todo empieza con Bombtrack en el que quizá sea el inicio de un disco más poderoso de los últimos 25 años. Excelente Take The Power Back, una de las mejores protestas de todo el álbum.
Know Your Enemy sube los decibelios en lo que es uno de los mejores momentos del disco, con ese "No More Lies" del final. El cabreo sigue patente en Wake Up, pero el tema más furioso es probablemente Fistful Of Steel. Tom Morello está soberbio a la guitarra, y los demás miembros no le hacen el feo de quedarse atrás.
Freedom pone punto final de la mejor manera posible a un disco clave en el desarrollo del rock actual. De vez en cuando, conviene traer el poder de vuelta.
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